lunes, 30 de marzo de 2009

SUR-LE-FIL

Antes q nada, este cuento realista es para un concurso que de hecho ya lo envie, aun asi acepto criticas para mejorar mi narración
                              .

Esta noche todo caería. La escena de buena familia que presentamos cada mañana, esa identidad que siempre está lista para usar, terminaría. La oscuridad nos abrigaba con ese frio mutista. En la sala mis hermanos y yo a la espera de nuestro padre.

Un golpe en la puerta nos rompió el sueño, que a esas horas estaba por derrumbarnos sobre nuestro catre, de pronto se abrió el portón y caminó hacia nosotros, su olor inundaba la casa; llenando ese vacío que causaba su ausencia. Mi madre nos escondió en una esquina, donde los golpes de papá no llegaran a nosotros; se oía su voz pero con ese sonido tenso de que como él dice: es su propio demonio, la cruz que le toco cargar. Apreté los ojos intentando creer que todo era un sueño, empecé a cabecear y ya no escuché más lo que estaba pasando, sólo oía el sonido de mi respiración.

Con los primeros rayos de luz por mi ventana, logré abrir los ojos y alistarme para salir con mamá al mercado, como era de esperarse me gruñían las tripas por haber estado despierta hasta tan tarde y no haber probado nada. Pasamos por lo habitual; menudo, chucherías, y demás. Como siempre mi madre esquivaba mi mirada. Tengo tantas preguntas y ninguna respuesta.

Cuando llegamos a casa mi padre estaba arreglado y perfumado. Ese olor a colonia cara, absurdamente intenso. Se disculpo con todos aunque yo no entendiera ni una de sus palabras, las voces en su cabeza lo acorralaban y no tenía otra salida que desahogarse, porque cuando se le metía el demonio no había quien pudiera llegar a él. Yo no entendí de qué hablaba, pero parecía que mama lo estaba perdonando.

Recuerdo, no olvido. Todo vuelve a ser lo que era, todo normal y aquí no paso nada, cuando sale el tema mi padre saca una de sus excusas: desde por culpa del alcohol hasta por culpa de mi madre, por no estar siempre cuando se necesita. La culpa se crece porque faltamos nosotros, no él.

Otra noche: dolor y  frío. Mi padre no logra abrir la puerta y cae antes de entrar, lo ayudamos pero basta con que tenga un poco de fuerza para que nos arroje a todos hacia la pared. Se lanza sobre mi madre y empieza a azotarla, es imposible reconocer su rostro. Trato de cubrirla pero me arroja y ahora es conmigo con quien ocupa sus puños.

Una punzada corta mis ideas, toco mi cuello y la sangre corre. Mi cabeza quiere explotar, siento como si el alma me saliera por los poros. Fluye sobre mi un aire cristalino que no logro tocar, no puedo contenerlo y lo único que queda, en mi, es el recuerdo de la luz colándose en cualquier oportunidad para chocar conmigo.

 

*Foto de mi bella hermana keki*